El drama de la inmigración, consecuencia de
los desequilibrios económicos y sociales supone uno de los grandes retos de
nuestros días, pero dentro de esta tragedia hay que puntualizar la especial
situación de los refugiados ya que, en muchos ocasiones y de manera interesada
no se hace así por los gobiernos afectados por este problema.
Según el Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los refugiados ( ACNUR) un refugiado es una persona que ha
abandonado el país de su nacionalidad y no puede regresar a él por un temor
bien fundado a la persecución por motivos de raza, religión, opinión política,
nacionalidad o pertenencia a un grupo social determinado, mientras que un
inmigrante, migrante sería la definición correcta, sea legal o ilegal, es una
persona que opta por emigrar de su país con el objetivo de mejorar su futuro y
el de su familia.
Obviamente
todos ellos merecen protección y seguridad jurídica, pero la situación de los
refugiados es especialmente sangrante, ACNUR calcula que aproximadamente hay en
la actualidad 22 millones de refugiados en el mundo que han huido de sus
países fruto de la violencia o la intolerancia.
Parece que la diferencia es clara, pero sin
embargo y por desgracia la “diferencia” de definición no viene en muchos casos
determinada por la situación objetiva del solicitante de asilo, sino por la
decisión de las autoridades del país receptor de la solicitud que, según la
presión migratoria y social que sufren en cada país califican al solicitante,
de refugiado o inmigrante, según el interés político del momento y no
atendiendo a criterios objetivos normativamente establecidos. Después al
“inmigrante”, se le añade el adjetivo “ilegal” y ya está solucionado el
problema y queda abierto el proceso de expulsión.
Sin embargo, no deberíamos olvidar que la
defensa de los derechos civiles y políticos,
allá donde resulten violados, supone el fundamento de la justicia, la
libertad y la paz en el mundo y ello nos compete a todos, salvo que declaremos
papel mojado la Declaración
Universal de Derechos Humanos.
Julio Sánchez Abogado
Socio Coordinador del Grupo Redlex
No hay comentarios:
Publicar un comentario